El núcleo originario de la Villa de Bullas, las plazas Vieja y del Castillo, constituyen el marco para la celebración mes a mes del mercadillo, pero el resto del casco antiguo de la localidad despierta también un interés para quien se decida a conocerlo.

La Plaza de España es el lugar ideal para dar comienzo a un paseo por Bullas. En ella encontramos la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Rosario, finalizada en 1804 y declarada Monumento Nacional; la Casa de la Cultura, antigua residencia de la familia Melgares, así como la escultura del Viticultor, que muestra el momento del pisado de la uva y pretende ser un homenaje a cuantos han forjado la cultura del vino en estas tierras. Tras la iglesia nos topamos con otra antigua casa señorial, hoy convertida en la Casa – Museo Don Pepe Marsilla, un espacio para conocer los modos de vida a finales del siglo XIX de la forma más parecida a un auténtico viaje en el tiempo.

La calle de la Tercia, el Camino Real o la Avenida de Cehegín nos ofrecen fachadas de edificios nobles, que vivieron su esplendor en la primera mitad del pasado siglo. Después de ellas llegaremos al punto culminante de nuestro recorrido, en el sentido literal de la palabra: la Torre del Reloj, levantada en 1900 para controlar las tandas de riego en la antigua huerta del Calderón, una atalaya privilegiada desde la que se domina no solo Bullas sino buena parte de la comarca.

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